Apenas leía. Un libro al mes si cabe. Y eso que de pequeña
devoraba hasta los carteles publicitarios que decoran las carreteras. Sin
embargo, en los últimos meses y motivada por no sé qué cosa volví.
Compré una recopilación de poemas de Ángel González, el poeta
favorito de mi profesora de Lengua y Literatura de segundo de Bachillerato. Esa mujer que
recuerdas con cariño años después cuando reconoces por fin lo que de verdad
sabía hacer: Enseñar. Algo que por aquel entonces no suponía para mí un plus.
También compré Un mundo feliz, de
Aldous Huxley y así, de nuevo, me inicié.
Todo, a pesar de no tener tiempo. A pesar de que a veces leo por ‘obligación’ (aunque para mí
sea todo un placer) todos los días de 17:00 horas hasta las mil. Pero también, a pesar
de todas esas excusas que nos ponemos a veces.
Ayer conseguí mi recompensa. De camino a las prácticas, el
libro de La casa de Bernarda Alba, de
Federico García Lorca, reposaba sobre el asiento de la parada de bus que cada
día me transporta hasta la Avenida de la Constitución.
Lo abrí en seguida. Y en los pocos segundos que van desde
que hojeas el libro hasta que lo cierras de golpe soñé con que alguien lo
habría 'liberado' en ese lugar. Lo habría dejado ahí para que otra persona lo
leyera, y repitiese la operación un día cualquiera convirtiendo este libro en un relato viajero.
Y, para mi alegría. Así fue.
En la primera página ponía: Este libro forma
parte del Club de los libros perdidos. Al finalizar su lectura deberá ser ‘liberado’
para que otras personas puedan disfrutarlo nuevamente indicando la fecha y
lugar. De ésta forma, en cada ‘liberalización’ será posible saber por dónde ha
viajado. Y este breve texto de la primera página, así como la lectura me hizo enormemente feliz.
P. D. Muy pronto tal y como marca el club al que pertenece este libro, La casa de Bernarda Alba será liberada.
P. D. Muy pronto tal y como marca el club al que pertenece este libro, La casa de Bernarda Alba será liberada.
La lectura es como ese gran amigo al que hace años le perdiste la pista y cuando te lo vuelves a encontrar te das cuenta de que la relación no ha perdido un ápice de su fuerza.
ResponderEliminarDe vez en cuándo tengo épocas en las que no cojo un libro en meses y luego devoro un par de ellos en una semana, y la sensación de satisfacción cuando consigues terminar uno es enorme.
Ahora estoy con "El lobo estepario" de Hesse y estoy subrayando frases o párrafos enteros cada dos por tres. Y creo que "Un mundo feliz" te gustará; un libro que junto a "1984" y "Fahrenhei 451" forman una trilogía sobre sociedades muy curiosas.